I
se me hace necesario
recordar las tardes que llovía
y hermano
apoyábamos la pera en el piso
y así
acostados sobre las bolitas
en nuestro humilde patio techado
mirábamos la lluvia
cada uno en lo suyo
pero juntos
y el perro nos caminaba en la espalda
y madre en la cocina
y padre en su trabajo
y la lluvia
tan nuestra
de la tierra húmeda
que todavía hoy
se me pega en la nariz
si la busco
nosotros dos tan juntos
un solo cuerpo de fuerza
para toda esa lluvia
cada uno en su cosa
presos de todo lo que vendría
hermano tanta lluvia
que ninguno quería ir al galpón
a cerrar la ventana
que se mojaban las herramientas de padre
y ninguno lo decía
para sí lo pensaba
como esferas se dibujaban las gotas
que rompían la tierra
y toda esa lluvia ahí
después la vida
ese dolor
Nicolás Correa, Morón, 1983.
Poeta
Nicolás Correa
virgencita de los muertos
Libros de la talita dorada / colección Los detectives
salvajes
ISBN: 978-987-27204-2-1
2 comentarios:
Hermoso!!!
Hermoso!!!
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